Hay constancia de años pretéritos de la existencia de un sencillo monumento, el Pilón del Rescate, que recordaba el lugar donde la leyenda sitúa el encuentro del cortejo del rescate con los prisioneros liberados. El Pilón era lugar de peregrinación para invocar ayuda divina ante las calamidades, especialmente la sequía. Está documentado que en 1648 se hizo una procesión de acción de gracias y una misa para agradecer la abundante lluvia que benefició los campos. En el mismo documento también se mencionan los gozos dedicados a San Esteban.
En 1936 este pilón fue destruido. El 29 de agosto de 1965 se inauguró otro, consistente en un gran bloque de piedra de soldó, que contenía un bello relieve en bronce, con la escena del rescate del escultor vila-secano Joan Salvadó Voltas, los escudos de Vila-seca y las armas de los Pinós; en otra cara estaba la siguiente inscripción:
Caminant, detura’t: ací es trobaren el noble Galceran
de Pinós i el seu ajudant Santcerní, miraculosament
alliberats per intercessió de sant Esteve, amb les cent
donzelles i tot el rescat que exigia el rei de Granada
1152 – 1965
Recientemente, se ha reubicado el Pilón en la entrada del parque de la Torre d’en Dolça ya que en la anterior situación había quedado dentro de los terrenos cercanos al parque de Port Aventura y menos visible para los interesados en visitarlo. La inauguración inició los actos de la Fiesta Mayor de verano de 2017 y también asistieron autoridades y entidades de Bagà.
La construcción de la iglesia de San Esteban de Vilaseca se inició a finales del siglo XVI en sustitución de la antigua, seguramente construida en la segunda mitad del siglo XII, dedicada también a San Esteban. Tenía el retablo mayor, de época barroca, con una escultura central del santo patrón, y los lados había escenas de la vida de san Esteban y del Rescate. El retablo fue quemado en 1936.
Ramon Setó Vallverdú y Maria Estradé Pujals (2018) «La leyenda del rescate de las cien doncellas o del rescate de San Esteban», A: Cuadrada Majó, Coral, y Garriga Pujals, Montserrat (coord.) El rescate de las cien doncellas o de San Esteban. Vila-seca: Sección de Letras de la Agrupación Cultural y Universidad Rovira i Virgili: p. 449-477.
Bordado con la representación de los vasallos de la Baronía de Bagà cargando en el puerto de Salou los bienes para satisfacer el rescate de Galceran de Pinós. Siglos XVI-XVII. (Foto: The Metropolitan Museum of Art)
Bordado con la representación de Galceran de Pinós en el puerto de Tarragona una vez rescatado por san Esteban. Siglos XVI-XVII (Foto: The Metropolitan Museum of Art)
Los bordados del Rescate
Nos encontramos ante una colección única, prácticamente desconocida en nuestro país que se realizó a finales del siglo XVI, basándonos en la técnica, materia y decoración. En cuanto al origen, la autora apuesta por Barcelona, el gremio de freners de la cual, tenía como patrón a San Esteban. Pero no hay que descartar otras posibilidades, como podría ser el monasterio de Pedralbes, ya que habían tenido una estrecha relación con los Pinós. Pero debido a que las inscripciones que presentan la mayoría de ellos son en catalán, no se duda que fueron diseñados y ejecutados en Cataluña.
Por el mismo hecho de que Bagà y sus habitantes están reconocidos, se piensa que probablemente el encargo de ejecutar estos bordados podría venir por parte de los ciudadanos de este pueblo, en ocasión de la boda del duque de Híjar con Francesca de Castro Pinós . Así lo confirma el escudo de armas que encontramos en todos los bordados:
Híjar, partido en un palo: 1, de oro, cuatro palos de Güell, 2, de Güell, un escarbuncle (cadena) de oro, el centro de sinople.
Pinós, de oro, tres piñas de sinople en dos y una
Fenollet, una mata de hinojo de sinople.
También encontramos un toro, que aunque en algunos escudos aparece rampante, en otras pasando, podríamos asegurar que proviene del apellido de los Borja.
De entrada, por sus medidas y por el número, sabemos que fueron concebidos como murales, como tapices, para decorar un palacio. Miden aproximadamente unos nueve metros cuadrados, de ahí que a menudo se les llama tapices, pero hay que tener en cuenta que la técnica de tapiz y la del bordado son dos técnicas bien diferenciadas.
Desgraciadamente, no queda ninguna en nuestro país. Actualmente, los once bordados que creemos que formaban la serie, tenemos sólo tres de localizados. Dos se encuentran en las reservas del Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el tercero en una colección particular en Chile. El resto, probablemente dispersos por Europa o tal vez incluso a Estados Unidos